EL DÍA LIBERTADO

El día se liberta de Dios cada mañana
e invade con su música las jóvenes comarcas
que la noche ha dejado ancladas en la niebla
como jirón flotante de bandera enlutada.

En su bajel de oro viene la mañana nueva
y entonces el molino de la celeste altura
chorreando sus mieles resucita la aldea
y el prodigioso campo lleno de labradores
viene a beber el día de las manos del alba.

De los dormidos montes bajan ruanas nevadas,
los gallos han cantado la misa de la estrella
y el agua sabe a cielo y a almíbar el espacio.

Todo el día es un himno que recuerda la vida
y la creación inmensa de un mundo inacabado.
Dios abre el paraíso y se respira un aire
sin fin de eternidades.

Venid conmigo, hermanos, a poseer el campo
y abrazar con el alma la tierra prometida.
Esta es la aurora nueva por donde ruedan ángeles
a coronar la frente de un día libertado.